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El telescopio más sencillo de construir es el inventado por Isaac Newton en 1668 llamado telescopio newtoniano. Se trata de un telescopio reflector con dos espejos: el espejo primario, cóncavo, que va al fondo de un tubo y el pequeño espejo secundario diagonal que se instala cerca de la boca del mismo. Ambos espejos, así como el ocular y la mira o anteojo guía van montados en dicho tubo, cuyo fin es el de sostener convenientemente los elementos ópticos descritos, mediante los soportes adecuados.
Para fijar nuestras ideas, hemos dividido el telescopio en tres partes: a) la óptica, b) el tubo, y c) la montura. Es conveniente iniciar la construcción de nuestro instrumento en este orden ya que, de acuerdo con las dimensiones finales de la óptica, habrá de construir el tubo: el tamaño y peso de este último definirán en parte la construcción de la montura.
Se puede comenzar el diseño y construcción del tubo cuando el espejo primario se encuentre en la última etapa del esmerilado, pues para entonces ya estará definida la longitud focal. Igualmente, cuando se tenga terminado el tubo y se esté preparando la instalación de la óptica, se puede escoger el tipo de montura, diseñarla y comenzar su construcción. [short_description] => ¡Construya usted su propio telescopio!
El telescopio más sencillo de construir es el inventado por Isaac Newton en 1668 llamado telescopio newtoniano. Se trata de un telescopio reflector con dos espejos: el espejo primario, cóncavo, que va al fondo de un tubo y el pequeño espejo secundario diagonal que se instala cerca de la boca del mismo. Ambos espejos, así como el ocular y la mira o anteojo guía van montados en dicho tubo, cuyo fin es el de sostener convenientemente los elementos ópticos descritos, mediante los soportes adecuados.
Para fijar nuestras ideas, hemos dividido el telescopio en tres partes: a) la óptica, b) el tubo, y c) la montura. Es conveniente iniciar la construcción de nuestro instrumento en este orden ya que, de acuerdo con las dimensiones finales de la óptica, habrá de construir el tubo: el tamaño y peso de este último definirán en parte la construcción de la montura.
Se puede comenzar el diseño y construcción del tubo cuando el espejo primario se encuentre en la última etapa del esmerilado, pues para entonces ya estará definida la longitud focal. Igualmente, cuando se tenga terminado el tubo y se esté preparando la instalación de la óptica, se puede escoger el tipo de montura, diseñarla y comenzar su construcción. [meta_keyword] => Construya su telescopio, Área Temática, Dirección General de Divulgación de la Ciencia [author_bio] =>Herrán, José de la
Es ingeniero mecánico electricista por la Universidad Nacional Autónoma de México y cursó las especializaciones en manufacturas de aceros en Alemania, así como en ingeniería en óptica y técnicas de televisión en Estados Unidos. Entre sus contribuciones a la radiodifusión mexicana destacan la construcción, junto con su padre, de las plantas transmisoras de la XEW en Tlalpan; el diseño de transmisores de radio de alta potencia; así como la instalación del primer transmisor de radio de frecuencia modulada en el país y los transmisores del Canal 2 de televisión y dos más del interior de la República. Como jefe de Ingeniería del Instituto de Astronomía de la UNAM, diseñó y fabricó telescopios, entre ellos el primer telescopio Makasutov del país y el del observatorio de San Pedro Mártir, en Baja California. Sus aportaciones a la ciencia que estudia el movimiento de los astros se han extendido más allá de la instrumentación, para abarcar la descripción puntual de los fenómenos astronómicos de nuestro tiempo, así como el fomento de la astronomía para aficionados. Es pionero en la fabricación de aceros especiales y ha desarrollado tecnologías como el robot Pascal y diversos instrumentos de investigación. En paralelo a estas valiosas contribuciones al desarrollo de la ciencia y la tecnología de nuestro país, ha realizado un invaluable trabajo como divulgador en publicaciones como Información Científica y Tecnológica y Ciencia y Desarrollo del Conacyt.
[toc] => El autor 11
Prefacio 13
Introducción 15
Primera parte: manufactura de la óptica
I. Reunión de los materiales necesarios 21
II. Esmerilado del espejo primario 25
III. Pulido y pruebas del espejo primario 33
Reunión de los materiales necesarios 33
Preparación de la herramienta 35
Pulido del espejo primario 37
Prueba de Ronchi 40
IV. Espejo secundario o diagonal 43
Tamaño y elaboración del espejo diagonal 43
Prueba de planicidad 44
Aluminizado o plateado 47
V. Oculares y buscador 49
Oculares 49
El anteojo buscador 50
Segunda parte: construcción del tubo
VI. El tubo y sus partes 55
Consideraciones generales 55
Partes del tubo 56
El tubo 57
'Papa frontal 57
Celda de espejo primario 59
Soporte del espejo secundario' o diagonal 60
Porta ocular 61
Porta buscador 61
Soporte para el tubo 62
1rcera parte: la montura
VII. Construcción de la montura 65
Tipos de montura 65
Montura ecuatorial 66
Montura ecuatorial tubular 67
Cuarta parte: utilicemos el telescopio
VIII. Alineación de la óptica 73
IX. ¿Qué podemos esperar? 77
X. El telescopio y el firmamento 79
XI Preparémonos para observar el Sistema Solar 83
Apéndice
El Sistema Solar 87
El Sol 87
Mercurio 88
Venus 89
La Tierra 90
La Luna 91
Marte 92
Júpiter 93
Saturno 95
Urano 98
Neptuno 99
Plutón 101
Apéndice II
Los artífices del cristal 105
Apéndice III
Kaorú Ikeya 111
Bibliografía 115 [free_reading] => Quién no se ha maravillado alguna vez, al observar un cielo profusamente estrellado en una noche sin Luna y en el campo, a donde no lleguen las luces de la ciudad. En una noche así, es posible distinguir claramente la Vía Láctea, nuestra galaxia, que fulge en la oscuridad del cielo y en cuyo centro se halla la conste-ladón Sagittarius (El Flechador), visible en las madrugadas de invierno o en las noches de verano. Dependiendo de la época, podremos ver uno o varios planetas del Sistema Solar que, por su brillo, distinto al de las estrellas, identificaremos fácilmente. En esos casos, cómo nos gustaría tener a mano un telescopio y poder ver con él todo aquello que apenas se adivina con los ojos. Poder apreciar los satélites de Júpiter, los anillos de Saturno o apuntarlo a la Gran Nebulosa de Orión y observar esa nube de hidrógeno en la que están naciendo, de su gas, nuevas estrellas. Si estamos en la estación y latitud adecuadas, nos fascinará observar el cúmulo globular llamado Omega Centauri, o tal vez el de Hércules y constatar que aquello que a nuestra vista aparece como una mota de luz, circular y difusa, en el telescopio aparece como una inmensidad de estrellas apiñadas en una esfera, con pocas de ellas en su periferia y cuya concentración crece hacia el centro hasta que, en él, prácticamente esas estrellas parecen tocarse unas con otras. Si hay Luna en creciente o menguante, con el telescopio materialmente nos pasearemos por ella y observaremos, maravillados, los miles de cráteres, las montañas, los valles, y tantos otros accidentes que pueblan la superficie de nuestro satélite natural y que resaltan con singular contraste en esa región en que las sombras anuncian el crepúsculo lunar. Pues bien, estimado lector, lo que acabo de mencionar es tan sólo una diminuta muestra de las miles y miles de sorpresas que el Universo nos tiene preparadas y que están a su alcance sí se decide a realizar el proyecto: ¡Construya usted su propio telescopio! El telescopio más sencillo de construir es el inventado por Isaac Newton en 1668 llamado telescopio newtoniano. Se trata de un telescopio reflector con dos espejos: el espejo primario, cóncavo, que va al fondo de un tubo y el pequeño espejo secundario diagonal que se instala cerca de la boca del mismo. Ambos espejos, así como el ocular y la mira o anteojo guía van montados en dicho tubo, cuyo fin es el de sostener convenientemente los elementos ópticos descritos, mediante los soportes adecuados. Para fijar nuestras ideas, hemos dividido el telescopio en tres partes: a) la óptica, b) el tubo, y c) la montura. Es conveniente iniciar la construcción de nuestro instrumento en este orden ya que, de acuerdo con las dimensiones finales de la óptica, habrá de construir el tubo: el tamaño y peso de este último definirán en parte la construcción de la montura. Se puede comenzar el diseño y construcción del tubo cuando el espejo primario se encuentre en la última etapa del esmerilado, pues para entonces ya estará definida la longitud focal. Igualmente, cuando se tenga terminado el tubo y se esté preparando la instalación de la óptica, se puede escoger el tipo de montura, diseñarla y comenzar su construcción. Es muy importante llevar una bitácora en la que se anoten tanto las fechas y tiempos dedicados a este magnífico proyecto, como las dificultades encontradas y las experiencias derivadas de ellas. Conforme se va adelantando el proyecto es importante que se dibujen los esquemas con las medidas de cada parte que se construya del tubo y del resto del telescopio. Que con ellos se hagan dibujos detallados de tres vistas, así como de cada ensamble y de todo el conjunto. Es así como se puede estudiar el diseño de cada pieza, mejorarlo en el papel y, cuando se esté satisfecho con los resultados, hacer los dibujos definitivos y, basándose en ellos, construir cada una de las partes del telescopio. Recordemos que es altamente probable que después de terminar nuestro primer telescopio nos surja el deseo de construir otro mayor; las anotaciones en la bitácora nos facilitarán su realización. También ocurre con frecuencia que algún amigo o familiar decide construir su propio telescopio. En ese caso, la bitácora será también de gran ayuda para él. Al finalizar el proyecto, el lector contará con un magnífico instrumento, capaz de mostrar a él, a sus seres queridos y amigos, las maravillas del firmamento, situación que será motivo de orgullo para todos ¡y de gran satisfacción para el nuevo astrónomo aficionado! La construcción de un telescopio es un proyecto para emprenderlo a partir de los 12 o 13 años de edad, e implica el desarrollo de una cualidad muy importante en el futuro de la persona: la constancia. Sin ella, ni éste, ni proyecto alguno pueden llevarse a feliz término. Aquel que comience su telescopio, queda comprometido consigo mismo a terminarlo; no queremos docenas de telescopios comenzados y nunca acabados. Quien empiece su telescopio, debe terminarlo y esto lo hará sentirse orgulloso de haber construido un instrumento de gran precisión. Es recomendable que los jóvenes entusiastas de este proyecto aprendan un poco de óptica elemental y se asesoren con alguna persona que tenga experiencia en trabajos manuales; hay que recordar que vamos a trabajar con vidrio y que se deben tomar las precauciones necesarias, que alguien con esa experiencia conoce bien cómo usar anteojos y guantes a la hora de hacer cortes, etcétera. Si se toman las precauciones adecuadas, no se corre peligro y hay que insistir en no arriesgarnos en sentido alguno. No es verdadero el dicho "Echando a perder se aprende", ya que resulta perfectamente posible realizar algo bien hecho desde la primera vez, si se sigue un método, si se es organizado y si se medita cada acción antes de realizarla; esto se demostró claramente con el primer viaje tripulado a la Luna, proyecto mucho más complejo que el presente y que fue exitoso a la primera. Quiero señalar también que la experiencia adquirida por los emprendedores a lo largo de este proyecto les hará dominar disciplinas aplicables en otras actividades, con la consecuente apertura de muchos campos de acción aprovechables en el futuro; dicho lo anterior, entremos en materia y... ¡construyamos nuestro primer telescopio! 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